- Estos ojos son de cristal. Seguro: estos ojos son de cristal.
[...]
Entonces volví a sonreirte y pensé que tú eras la bestia a la que yo podría deshacer el hechizo, sólo que me levantara un poco sobre las puntas de los pies y te besara tiernamente en la boca, aunque tuvieras aquellos dientes minúsculos.
Si lo conseguía, tú te convertirías de pronto en un principe galante, [...] la senora del vestido azul se sorprendería al ver que llevaba un principe envuelto por el cuello.
qué voy a hacer con un príncipe?
y decidí besarte en los labios...
Entendí enseguida que no eras más que una piel muerta porque jamás había sonado que un beso pudiera contener tanto frío. Y comprendí que tenías los ojos de cristal, la mirada de piedra. no te volviste un principe, después de besarte.
Naturalmente, tú no eras la bestia.
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Hace 16 años